Otra vida futura. Edición de 100 grabados calcográficos y 100 grabados gofrados 50 x 50 cm unidad. 2017/2019
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Otra vida futura -proyecto desarrollado íntegramente en Ogami Press dentro de su línea de trabajo en la que se aborda la gráfica desde una perspectiva contemporánea- está compuesto por 200 estampas de 50 x 50cm divididas en dos series, Otra vida futura I y II

El origen de ambas es el proyecto Lo quiero todo: un conjunto de 100 multipáginas monocromos de 198 x 198cm cada unidad impresos con mi impresora casera a partir de 88 A4 pegados entres sí. Un total de 100 colores y 8.800 impresiones. De nuevo un proceso lento, metódico y repetitivo.

Cada multipágina -que sigue un mismo método procesual para su producción- parte de un idéntica matriz fría y aséptica generada por ordenador, modificada antes de imprimirse tan solo para cambiar el color de cada ejemplar. Sin embargo, una vez impresos los monocromos, la trama que va tejiendo la impresora y las tintas industriales hacen surgir aquí y allá cientos de errores de impresión que humanizan el trabajo desdiciendo el plan perfecto en su idea original, y tejiendo caminos alternativos.

Las cuadriculas y los errores de cada color ubicados dentro de dicha trama -y que en su día me sirvieron para organizar los miles de folios impresos- han sido las utilizadas para la edición de este proyecto.

Todo el proceso de edición de Otra vida futura I y II ha sido realizado a partir de dos planchas modulares que se modifican en cada estampación. La primera serie reproduce a partir de una tinta calcográfica mezclada manualmente el color digital de cada monocromo, dejando en blanco la posición exacta de los errores correspondientes a cada monocromo. En la segunda serie el color se ha eliminado, gofrando y resaltando el error en su posición dentro de la cuadrícula, generando en su conjunto una especie de nuevo código, lenguaje o texto cifrado y oculto.

Este proyecto constituye así una traducción analógica de los colores obtenidos digitalmente y una intensa apología del error y del azar en clave sintética y codificada, a la vez que una apuesta desinhibida “probelleza”, intensamente emocional, sensual y evocadora. Ambos trabajos y sus respectivos procesos de re-producción suponen en definitiva un viaje de ida y vuelta -con toda la pérdida y la ganancia que ello supone- de lo manual a lo mecánico; de lo analógico a lo digital y de lo abstracto a lo concreto, y una profunda reflexión sobre el color -y el no color- y la construcción mental del paisaje desde la abstracción más radical. Al fin y al cabo los vínculos emocionales que establecemos con los colores dependen de lo que sobre ellos proyectamos, tal y como ocurre con el paisaje en nuestros recuerdos.