Como si de una lectura circular sin principio ni final se tratase, Florencia y Venecia exponen sus puntos de vista frente a una pintura; en esta ocasión dos acciones vistas a través de una ventana ,a lo veneciana, o reflejada en un espejo, a la florentina. Introducidas ambas visiones por textos de Óscar Alonso Molina se suceden en orden inverso y enfrentadas las secuencias de dos performances lentas y obsesivas; el borrado de dos espejos situados en un paisaje desértico.